Vivimos en tiempos convulsos musicalmente hablando, donde en nuestra sociedad se han popularizado géneros que claramente (por el contenido de sus letras por ejemplo) pueden resultar inadecuados para su formación. Esto se presenta como una razón suficiente para que de partida analicemos la música que escuchan nuestros hijos, ¿Qué valores están adquiriendo a través de la misma?
¿PODEMOS INFLUIR EN EL GUSTO MUSICAL DE NUESTROS HIJOS?
Esta es una pregunta que muchos padres se hacen, ante todo aquellos que quieren transmitir a los mismos una “cultura” musical determinada. Pero ¿Podemos influir sobre las preferencias musicales de nuestros hijos? ¡La respuesta en las siguientes líneas!
Vivimos en tiempos convulsos musicalmente hablando, donde en nuestra sociedad se han popularizado géneros que claramente (por el contenido de sus letras por ejemplo) pueden resultar inadecuados para su formación. Esto se presenta como una razón suficiente para que de partida analicemos la música que escuchan nuestros hijos, ¿Qué valores están adquiriendo a través de la misma? Si somos capaces de que hereden nuestra afición por un equipo de fútbol determinado. ¿Por qué no vamos a ser capaces de lograr lo mismo musicalmente hablando?
Para ello es necesario que partamos de la comprensión de cuál es el proceso por el cual en nuestros hijos se desarrolla una inclinación por un género musical concreto u otro.
Zillmann y Gan (1997 cit. En Cremades, 2008) indican que el desarrollo de las preferencias musicales está relacionado con el contexto sociocultural al que pertenece el individuo, en el que se incluyen la familia, el grupo de iguales, los medios de comunicación y, por supuesto, la escuela. Por lo tanto hablamos de un proceso complejo y de carácter multidimensional, que debe ser explicado bajo variables de tipo cognitivo, evolutivo y social. En resumen, que no existe un único factor determinante sino que nuestras preferencias musicales están sujetas a un amplio abanico de influencias que son desarrolladas a lo largo de la vida.
Ahora bien, siendo conscientes de la importancia que tiene la música como medio de interacción social y autorreflexión, siendo un factor en el desarrollo de nuestra identidad y la transmisión de nuestro autoconcepto a otras personas, es decir nuestra personalidad.
Cabe preguntarse ¿Merece la pena todo esfuerzo para influir en las preferencias musicales de nuestros hijos? En nuestra mano está la capacidad de cuidar del entorno de nuestros hijos para que reciban una educación musical amplia, donde se sepa valorar la música y sus distintos géneros de una forma equilibrada Y esta es una labor que debemos comenzar por nosotros mismos ¿Qué género de música escuchamos? Y aquellas personas que están al cuidado de nuestros hijos, ¿Han recibido unas pautas concretas en este sentido por parte nuestra? ¿La escuela a la que pertenece nuestros hijos tiene consciencia de la importancia de la música en la educación de los mismos? Evidentemente ¡Sí! Podemos influir en cada una de las áreas que determinan las preferencias musicales de nuestros hijos cuidando cada una de ellas.
Soley Hannon (2010) examinaron las preferencias musicales de los bebés procedentes de culturas diferentes, descubriendo que sienten más atracción por la música de su cultura nativa, siendo un indicador de que a esa edad temprana ya se encuentran bajo la influencia de las estructuras culturales de la familia. El componente familiar, por lo tanto es imprescindible para conseguir que los niños puedan sentir una inclinación hacia las artes, incluyendo la música. En este mismo sentido, Hargreaves (1998) apunta que la identificación con los distintos estilos musicales se desarrolla desde la infancia, en el momento en el que se inician las habilidades rítmicas y toman contacto con las melodías que quedarán vinculadas a los diferentes contextos vitales, como la familia, sociedad y cultura. Inscribir a nuestros hijos en actividades extraescolares relacionadas con la música, o en una escuela de música propiamente dicho, donde puedan estimularlos en dicha área, o el simple hecho de compartir con ellos variedad de experiencias musicales como acudir a conciertos, animarlos a aprender a tocar un instrumento, escuchando o cantando canciones junto a ellos ¡Es una buena forma de modelar sus gustos!
Y es que sentimos atracción por la música a la que hemos estado expuestos durante la infancia y la adolescencia, ¡Nos recuerdan a tiempos pasados y nos acompañarán a lo largo de nuestras vidas! ¡Es hora de ponerles a nuestros hijos a Camille Saint-Saëns (“El carnaval de los animales”), en la radio del coche! ¿Y qué tal que escuchen a Amadeus Mozart mientras hacen sus deberes y estudian? ¿Has escuchado del efecto “Mozart” en los estudios? Bueno… de eso hablaremos en otro post.