Entre los numerosos desafíos que enfrentan los padres ante las clases de música (elegir el instrumento, encontrar un buen maestro, etc.), el más desalentador de todos es: conseguir que los niños practiquen en casa.
MOTIVE A SU HIJO A PRACTICAR EL INSTRUMENTO
¿Cómo motivar a nuestros hijos a prácticar el instrumento? Entre los numerosos desafíos que enfrentan los padres ante las clases de música (elegir el instrumento, encontrar un buen maestro, etc.), el más desalentador de todos es: conseguir que los niños practiquen en casa.
Un ejemplo común de este tema es la regla de «la práctica de 30 minutos«, en la cual algunos profesores recomiendan que el niño practique 30 minutos al día y generalmente aumente este tiempo a medida que crecen. En los intentos de hacer cumplir la adhesión a este compromiso arbitrario, los padres a menudo «pagarán» al niño por 30 minutos de «trabajo» con algo gratificante como ver televisión, jugar afuera o jugar videojuegos. El problema con este método, es que hace que los 30 minutos de practicar algo, simplemente sólo transcurra el tiempo estipulado.
Pero ¿qué tiene de valioso unos 30 minutos de práctica? ¿Por qué no es mejor que 27 minutos o 34?
Para transformar la práctica en una actividad gratificante, los padres deben animar a alcanzar metas musicales diarias. Por ejemplo, en lugar de decir que 30 minutos de práctica es suficiente, independientemente de lo que se logre, podría decir: «Hoy el objetivo de la práctica es tocar los primeros ocho compases de su pieza sin ningún error«. Los minutos no son lo importante. Lo fundamental es que el niño conozca el objetivo musical de cada sesión de práctica diaria y se sienta motivado para ser lo más eficiente posible mientras practica para que pueda alcanzar esa meta, y así experimentar el logro.
Si el objetivo es tocar los primeros ocho compases el lunes, el objetivo lógico para el martes es tocar los próximos ocho. Muy pronto, el niño reconocerá el objetivo acumulativo de la semana: tocar toda la pieza libre de errores. Esto lleva a más motivación, más esfuerzo durante la práctica y lo más importante, el orgullo en lo que han logrado.
El progreso debe ser medido y adecuadamente alterado cada día analizando la cantidad de esfuerzo y el avance en el logro de las metas diarias. Sí, esto es más trabajo que controlar 30 minutos al día, pero al final, esto será mucho más fácil que la agonía de exigir a los niños a cumplir con los 30 minutos obligatorios de un esfuerzo débil y desmotivado.
¡También hará la vida de cada uno un poco más agradable!